domingo, 24 de febrero de 2013

"Qué pasa con nuestro rollo, capítulo 1"

Quizás nadie se lo pregunte. Igual es que la gente ya lo sabe, pero bueno. Quizás esta aleatoria noche de domingo en un febrero (al menos en Madrid) no especialmente frío, es un buen momento para explicar algo: SEGUIMOS VIVOS. Diego se ha ido al norte,  a un sitio pequeño. Lo llaman Grenoble.  Se ha ido del país. Quizás ha sido el más inteligente de todos nosotros. Yo estoy en Madrid. El resto sigue en Oviedo (buuuu, aburridooos). A ver, el caso es que no sabemos por qué, por ejemplo, no tenemos el segundo fanzine, si ya está hecho, pero al menos seguimos siendo amigos y tomando chocomeriendas juntos. En algún momento volveremos a coincidir todos a la vez en la misma región y será maravilloso. Podremos volver a soñar, a divertirnos, a reír y a daros el coñazo con lo de que vayáis a nuestros recitales. Quizás cuando volvamos a estar juntos me echen porque yo casi ya no escribo. Pero todo en orden. 

Mil novecientos violeta os manda amor y un saludo. 

martes, 15 de noviembre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

Recital poético


Con la participación de -casi- Mil Novecientos Violeta al completo, es decir:
Miguel Rual, Diego Álvarez, María Schmetterling, Jaime Martínez, Beatriz Rayón, Victoria Bardot, Pelayo Álvarez y Sergio García.

domingo, 16 de octubre de 2011

nº0

Podríamos decirlo más alto, pero no más claro.


Disponible en La caja negra (C/ Jesús nª12 Bajo, Oviedo) y librería Don Quijote (C/covadonga 28, Oviedo).
Próximamente también en Gijón.

domingo, 31 de julio de 2011

Canción primera

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre. Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramaticales encima de una rosa. Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa. Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. Pienso que soy una niña que lleva por grillete las estrellas del mundo. Pienso que he venido renaciendo los últimos 24 años, y que he transformado mi horario escolar en una placenta de pétalos. Pienso que mi vida es un pajarito con el corazón de estambre y una corona de huesos. Pero no es así. Mi vida no es un pájaro de estambre, ni violeta, ni rojo, ni verde, ni pluma, ni cieno, ni triste, ni roca, ni azulmente roca, ni estambremente roca. Mi vida es una nota al pie de mi obra. Y mi obra es un libro de geografía que se ha convertido en mariposa. Y mi mariposa lleva polen y ríos sobre las alas. Nací el 24 de junio de ningún año. Soy una mujer con 500 golondrinas dentro. No tengo recuerdos de mi pueblo. Me estoy soñando. No tengo recuerdos de mi infancia. Me estoy soñando. Mi vida nunca fue. He descubierto que la poesía es un cuadro que se pinta sin usar pinceles, una danza que se baila sin usar el cuerpo, un beso que se da sin usar los labios. He descubierto que la poesía es un juego en el cual está prohibido seguir las reglas; que es entender que tenemos el pecho lleno de musgo, de nieve, de agua, de tierra y de semillas que florecen como soles; que la poesía es una parvada de golondrinas despedazándote el cuerpo de adentro hacia fuera; que la poesía es platicar con las palomas en el techo de las catedrales. He descubierto, que quizá, incluso, la poesía es. Nací el 24 de junio de mil novecientos madera y tres. Mi madre se rompió los dientes en el parto. Fui arrojada a una cuna de paja. Tenía las uñas de los pies azules y enrolladas como pergamino. Mi padre estuvo orgulloso de mi sexo, hasta que descubrió que mi sexo era una constelación de girasoles. Esta mañana he decidido escribir, no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir. Sólo tallarme los ojos con la pluma, para ver al mundo lleno de rayones, y una de mis lágrimas sea tinta.

David Meza





Mil novecientos violeta es un grupo de entes heterogéneos a los que les gusta la poesía. 

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